Historia de El Viso
EL VISO
Un poco de historia
El lugar donde actualmente se asienta El Viso ha tenido siempre cierto valor estratégico, estando documentados los asentamientos humanos en sus inmediaciones desde el Calcolítico.
Atravesado por la llamada Vía del Azogue, que unía la Corduba romana con la zona minera de Almadén, en la antigüedad no pasó de ser un mero entronque de caminos donde se unían a la citada vía las procedentes de Miróbriga (Capilla, En Badajoz) y a Solia (yacimiento de la Virgen de las Cruces en El Guijo, Córdoba). En aquellas fechas, en esta confluencia de caminos pudo establecerse alguna posada o posta (mansio o mutatio) para el descanso de los viandantes o para el cambio de los animales que transportaban las carretas cargadas de mineral, aunque de ello no nos ha quedado evidencia alguna.
La red de caminos heredada de Roma, que tenía una marcada orientación norte-sur, se vio reforzada durante la Edad Media al cruzarse con ella la que atravesaba Los Pedroches en dirección este-oeste.
En este cruce de caminos, que ponía en contacto la zona central de Los Pedroches con el resto de Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha, surge El Viso en la segunda mitad del siglo XIII, poco después de que Fernando III conquistara el sector del antiguo reino de Córdoba en el que se encuentra enclavado. Pero los caminos no solo fueron la causa del nacimiento de la localidad, sino que también configuraron el armazón que sirvió de base para su posterior desarrollo urbano.
El Viso, también llamado en la Baja Edad Media Casas de Don Adame, aunque en un principio perteneció al concejo cordobés, pronto pasó a formar parte, junto con Santa Eufemia, El Guijo y Torrefanca, del señorío, luego condado, de Santa Eufemia, entidad a la que perteneció hasta la disolución de los señoríos en la primera mitad del siglo XIX.
Durante la Edad Moderna, El Viso se convirtió en la villa más poblada y dinámica del condado, lo que explica que en esa etapa de su historia se trazara la actual plaza de la Constitución y que se levantaran la actual iglesia parroquial, la desaparecida ermita de Santa Ana y las casas consistoriales. En el siglo XIX El Viso alcanzó la que posiblemente haya sido su etapa de mayor prosperidad, que se reflejó en un gran desarrollo demográfico, económico y urbano, que han sido la base que explica muchos aspectos de su realidad actual.